Las creencias religiosas y las convicciones ideológicas son respetables en su ámbito privado, pero no deben confundirse o mezclarse en el ámbito público de las decisiones científicas, legales y morales, ya que no expresan el sentir de todos ni suelen basarse en razones sólidas e incontrovertidas. La laicidad no se opone a las religiones o a las ideologías, sólo les señala un límite: en el espacio de las decisiones públicas que nos conciernen a todos, como en la educación, la atención de la salud, o en el cuidado del medio ambiente, se debe argumentar con razones y evidencias, datos y hechos comprobables y verificables. Por eso la laicidad se apoya en el ejercicio de la razón y la argumentación científica como medios para llegar a acuerdos y consensos. Toda opinión es valiosa y tiene el derecho de ser expresada en lo público, todas las creencias individuales o colectivas son respetables; pero ninguna de ellas ni ningún dogma pueden imponerse a todos, aunque sean creencias de la mayoría, ni mucho menos deben guiar las políticas, las leyes o las decisiones más trascendentes del Estado y de la sociedad. Por eso, la laicidad implica la búsqueda permanente de la verdad mediante el ejercicio lúcido de la razón, del diálogo y la opinión pública argumentada.
Exactamente lo mismo debería decirse de la ideología de género; ésta resulta ser tan escencialista, totalitaria y controvertida como una religión en un país fundamentalista moderado.
La laicidad es veneno puro para el progreso de una sociedad y del país, la laicidad desde los tiempos de la Independencia, pasando por la Revolución, la Reforma y hasta nuestros días, ha sido el espiritu totalitario que la ha caracterizado. Así que de una ves por todas, la laicidad tambien es una religión, que esta motivada por la «diosa razón». Esta religión de la laicidad es la que a detenido la verdadera libertad, justica y progreso de todos los pueblos.
La laicidad limita la verdadera libertad, justicia y progreso de México.
Los mexicanos tenemos muy claro en general que el Estado y la religión deben estar separadas, nuestra Constitución así lo declara y por simple consecuencia, nuestra Universidad Nacional también recoge este valor.
Habrán quienes opinen en contra del laicismo, pero para empezar quienes provengan de las iglesias protestantes cristianas, deberián agradecer que gracias a que México es un país laico, pueden practicar las ideas religiosas que más les acomoden, sin sentir que con sus impuestos mantienen a la religión oficial (como sucede por ejemplo en España).
Los que tenemos religión católica también debemos agradecer que la separación Iglesia-Estado provoca una convivencia más sana y que se presta a menos suspicacias como en otros países latinos que inclusive (aunque de forma muy respetable) hacen jurar a sus jefes de estado sobre la Biblia.
México fue un caso aislado en Latinoamérica, donde ganó el liberalismo del siglo XIX y la población está en sintonia con esas ideas, por lo que me atrevo a postular que el laicismo es uno de los componentes de lo que nos define como mexicanos.
deberían*
La etica y la moral en un contexto social solo se puede hablar si se acepta la verdad subyacente, aquella que esta mas alla de la percepcion de los sentidos y la razon, la que nos permite ser concientes y convivir en armonia con seres de disitintas especies y generos. La pluralidad y la diversidad consciente de la verdad subyacente permite que la vida sea lo que es y nos permite aceptar la realidad de aceptarnos con nuestras diferencias fisicas, aunque tengamos diferencias en apreciasion de la realidad metafisica. Por lo tanto dejar las normas y leyes en manos de seres inconscientes de la realidad y de la verdad subyacente es una desicion poco inteligente, y nos desvia del objetivo por el cual somos y fuimos creados.
Muy bien dicho, sabia la UNAM